Ni tan secretas confesiones

25 diciembre, 2006


Cuatro, cinco o el número que sea de amigas un día se reunieron, es algo que sucede siempre ¿no? y que mas... comenzar a hechar a andar la maquina de el habla, el cometario del día, el pelambre le dicen otros, sea como sea, el hecho es que es una especie de terapia espiritual que nos ayuda a quedar sanas "de la mente" a no tener nada atravesado, un desahogo total. Son en esas reuniones, ciertamente nunca o casi nunca planificadas, que surgen una serie de tallas a puertas cerradas y que soltamos todo aquello que después de dar por concluida la sesión nos guardamos como una almeja para la próxima ... en un pub, en una plaza, en el casino, en una oficina, en una sala de clases, donde sea! si lo único que necesitamos es u ambiente que nos de la libertad de expulsar cada una de nuestras vivencias, desde las mas obvias, hasta las mas ocultas y dolorosas.

Esto es solo el comienzo, hay miles, miles de historias por contar, unas mas reales que otras, sueños, fantasías, lo que sea, da igual por que todo pasa por nuestra mente y por lo tanto por nuestra vida... de mujeres.
Editado por Soha at 19:44:00

5 Comments:

hola!
toda la razón....que importa las denominaciones, el asunto es sacar lo q uno piensa, vive, sueña, quiere, en fin....y lo mejor es que las más contructivas suelen ser la reuniones espontaneas...
ayer tuve una de aquellas y sin querer llegamos a un lugar inpensado y conclusiones varias de la vida!!

soha te felicito por tu blog, nada mejor que la expresión, cualquiera sea su manifestación...

Kika

28 de diciembre de 2006, 9:17  

ahhh!!! bueno, estoy segura conocer mas de alguna de las historias que vas a contar y que no seran solo tuyas, asi que monas, cuidado con lo que hablemos en el futuro delante de Soha.

Bueno, esta muy interesante el blog. Sabes que me encantan esas reuniones de amigas o tan solo compañeras en que uno no se da ni cuenta y termina contando lo inconfesable...a ver cuando organizas otra.

28 de diciembre de 2006, 13:19  

encuentro genial el espacio que creaste soha.creo que mucho se dice acerca de la intimidad femenina en revistas , programas, etc... pero nada hace lo que una buena terapia grupal de amigas , con risas, pena, curiosidad...lo mejor de esas reuniones es que terminan y no te sientes sola en tu experiencia, sino que acompañada y comprendida.espero seguir leyendo nuevas historias.

28 de diciembre de 2006, 13:52  

Vagando por la red me encontré con este sitio, buena iniciativa, hay que decirlo. Por lo tanto contaré una infidencia que me ocurrio la semana recien pasada. Esa noche se me ocurrió abalanzarme a un tugurio de mala muerte y bailar. Mi intención era sacarme de la cabeza y del cuerpo a un tipo que me ronda y del que no puedo ni debo ni quiero saber nada más. Así es que, acudí a la terapia del atontamiento. Pero como dice mi abuela, siembra vientos y cosecharás tempestades (o algo mas o menos así, no soy buena para los refranes, ella si), lo que obtube fue un chapuzón. Comencé la fiesta discreta y se me sumó a mi un tipo que había visto por ahí un par de veces y que era amigo de un amigo: un clásico. Entre tato humo, alcohol y ruido me arrojé a los brazos del hombre en cuestión, hablamos poco, nos frotamos por un rincón de la pista, sudamos, nos reímos, y cuando estabamos en el peak del entusiasmo, llegó el momento fatal. El local anunciaba con sus luces que había que partir. Y es en ese instante (k ya no se me olvidará nunca jamás) es donde hay que conservar la cordura: llevar al tipo cerca de la luz, sacudirse la cabeza y hablar al menos unos minutos para ver si se justifica seguir adelante. Con luz y sin música, por que he aquí la prueba de fuego: la iluminación y el silencio.Pero como no soy sabia, no hice nada de lo adecuado y me podrí. Acepté seguir la noche. Con el aire fresco, comencé a darme cuenta del horror... Nada era tan divertido como dentro del oscuro y calido local. Hacía frio, estaba amaneciendo y mi nivel etilico bajaba a la misma vertiginosa velocidad que mi entusiasmo. Pero seguí adelante; pensé que todo era parte del primer impacto cerca de la luz real y se mke vino a la cabeza de nuevo el hombre del que justamente estaba tratando de huir. Así es que convine que a esas alturas lo mejor era llevar esto hasta la cama. ¿Que tan malo podía ser? En el trayecto a mi casa estaba al borde de patearlo en la cara, pero cuando llegamos me di cuenta que tenía algo encantador e insistí. Lo que me duró media hora, porque cuando llegamos el me dice con un entusiasmo atorador: "¡Que linda tu lámpara!" Y pobre, esa lampara es lo que yo mas odio de mi casa. Ahí me cayó otro balde de agua fría. Tomamos whisky, que tambien me carga, pero lo unico que tenia y me puse a hablar ensimismanda para poder neutralizar cualquier acercamiento. Imagino que el tipo estaba algo sorprendido: la porno star se había convertido en un loro cartucho. Estaba tan tensa y hablé tanto que no solo anulé todo pensamiento cuerdo, sino que me cansé y me volví a enborrachar. Y fue ahí que cometí el error (otro más) de intentarlo nuevamente. Terminamos en mi cama revolcados, me enbrutecí y me transformé en la chica de la pista de baile, pero al tipo no se le ponía dura. Como ya estaba embalada, me hice la buena y lo aguanté un rato y seguí. Pero cuando dejó caer la frase: "Te juro que jamás me habia pasado", reaccioné. No solo porque odio a los hombres que dicen eso (en un 99,9% de los casos es una mentira asquerosa) sino porque ya francamente no estaba para mas chascarros. Yo había sido claramente una imbecil, pero esto ya era mucho. Como tenía mi parte de responsabilidad en este entuerto y porque asi me educaron, no lo heché a patadas de mi casa. Pero en menos de media hora estabamos vestidos, tomando un café hablando mas huevadas y llamando un taxi para que se largara. Al despedirlo se escuchaban los pajaritos. Cerré la puerta y me duché. Una no puede andar por el mundo haciendo huevadas, cierto, pero tampoco debiera haber tipos que anden por el mismo mundo acercandose a una como si se la fueran a tirar como los dioses y resulta que de antemano saben que ni se les para. Eso debiera ser delito. No creen?

5 de enero de 2007, 14:50  

Qué desagradable aventura, que de aventura tipo indiana jones poco tiene. Más bien parece haber sido un mal rato (un mal rato prolongado además).

No digo que estas cosas sean MALAS, pero creo que no estamos para pasar por cosas así. Queremos pasarlo bien, pero no a cualquier costo ¿o si?

Y es cierto, esa fracesita que te lanzó no es de las que ayudan a aliviar la tensión precisamente. A muchos les da vergüenza admitir cosas asi, el tema de la hombría puchas que les complica :P

Saludos!!

8 de enero de 2007, 10:56  

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