Ni tan secretas confesiones
14 octubre, 2008
"Yo no soy dulce" by ANTONIETA CAFFARENA
Ya ha pasado un tiempo desde que mi relación terminó y he recibido miles de consejos y pronósticos de lo que será mi vida amorosa y todos coinciden en que agarre con cuanto personaje se me cruce por delante, pero sin agarrarme…mmmm.
Bueno, es obvio que quieran aconsejarme para que no me equivoque, sobre todo considerando que es la primera vez que termino una relación; pero creo que en verdad no es necesario. Si me la llore solita cuando estaba con el corazón roto, demás que me la puedo sola en este proceso de armarlo de nuevo y es evidente que el agarrar con miles de alimañas no ayuda a reconstruirlo.
Mirando para atrás, cuando recién terminé con mi ex, me sentía como un limón exprimido y dejado secar al sol. Y era obvio que me sintiera así después de haber estado tanto rato en una relación que me estaba absorbiendo. No podía esperar tener muchas ganas de conocer a alguien y mucho menos de impresionarlo con mi forma de ser, que por cierto, es bastante compleja (¡ojo! No complicada, sino que compleja).
Pero uno nunca sabe con que se va a encontrar cuando sale un viernes por la noche y cómo los planes de soledad absoluta pueden cambiar con dos cervezas en el cuerpo y con un par de amigas envalentonandote para que vuelvas a las pistas y aceptes bailar con el wachon en cuestión y la invitación a salir otro día.
Y te sientes bien porque a pesar de las 3 “I” (inteligente, interesante, pero insensible) te quiere ver de nuevo. Y ahí viene la tontera: la superficialidad que se apodera de uno, que ropa me pongo, como lo saludo, y sobre todo…que cosas omito y que aspecto de mi personalidad trato de soslayar.
Si bien es cierto que no voy a cambiar mi forma de ser por nadie, si muestro mi forma de ser tal cual es, lo más probable es que salga arrancando cuando haga alguno de esos comentarios míos que resultan ser tan “sentenciosos” o que la cita termine con un “te estamos llamando”. Pero filo, si le gusta bien y si no, seré yo quien lo esté llamando.
Si le gusta mi forma de ser, bien y si no, pa que perder el tiempo en otra cita. Ok, hay ciertas cosas que puedo transar como comprar otros cigarros o no fumar tanto, o no tomar como camionera, pero de ahí a ponerme taquitos, hablar con voz de guagua, decir que me gustan los niños, ir al mall o a un bar de 4 norte y bailar regetón…hay mucha distancia.
Creo que lo mejor es que me conozca tal cual soy: hablo y me río harto y fuerte (herencia familiar), no me gusta la música mamona ni los cabros chicos, me gusta carretear en antros de mala muerte, soy pretensiosa, coqueta, impulsiva, irónica, medio mañosa a la hora de la comida, diabla, molestosa y muy frontal para mis cosas. Pero también soy muy racional, práctica, ambiciosa, suuuper simpática, (sino, pregúntenle a la Isidora) leal, confiable, madura, segura, valiente, apasionada, sencilla, amistosa, detallista, medianamente linda y adorable….si no le gusta eso ah!! no sé entonces a quien anda buscando, porque de damisela en peligro o de princesita no tengo ni un pelo, pero de heroína…muchos!!!
Bueno, es obvio que quieran aconsejarme para que no me equivoque, sobre todo considerando que es la primera vez que termino una relación; pero creo que en verdad no es necesario. Si me la llore solita cuando estaba con el corazón roto, demás que me la puedo sola en este proceso de armarlo de nuevo y es evidente que el agarrar con miles de alimañas no ayuda a reconstruirlo.
Mirando para atrás, cuando recién terminé con mi ex, me sentía como un limón exprimido y dejado secar al sol. Y era obvio que me sintiera así después de haber estado tanto rato en una relación que me estaba absorbiendo. No podía esperar tener muchas ganas de conocer a alguien y mucho menos de impresionarlo con mi forma de ser, que por cierto, es bastante compleja (¡ojo! No complicada, sino que compleja).
Pero uno nunca sabe con que se va a encontrar cuando sale un viernes por la noche y cómo los planes de soledad absoluta pueden cambiar con dos cervezas en el cuerpo y con un par de amigas envalentonandote para que vuelvas a las pistas y aceptes bailar con el wachon en cuestión y la invitación a salir otro día.
Y te sientes bien porque a pesar de las 3 “I” (inteligente, interesante, pero insensible) te quiere ver de nuevo. Y ahí viene la tontera: la superficialidad que se apodera de uno, que ropa me pongo, como lo saludo, y sobre todo…que cosas omito y que aspecto de mi personalidad trato de soslayar.
Si bien es cierto que no voy a cambiar mi forma de ser por nadie, si muestro mi forma de ser tal cual es, lo más probable es que salga arrancando cuando haga alguno de esos comentarios míos que resultan ser tan “sentenciosos” o que la cita termine con un “te estamos llamando”. Pero filo, si le gusta bien y si no, seré yo quien lo esté llamando.
Si le gusta mi forma de ser, bien y si no, pa que perder el tiempo en otra cita. Ok, hay ciertas cosas que puedo transar como comprar otros cigarros o no fumar tanto, o no tomar como camionera, pero de ahí a ponerme taquitos, hablar con voz de guagua, decir que me gustan los niños, ir al mall o a un bar de 4 norte y bailar regetón…hay mucha distancia.
Creo que lo mejor es que me conozca tal cual soy: hablo y me río harto y fuerte (herencia familiar), no me gusta la música mamona ni los cabros chicos, me gusta carretear en antros de mala muerte, soy pretensiosa, coqueta, impulsiva, irónica, medio mañosa a la hora de la comida, diabla, molestosa y muy frontal para mis cosas. Pero también soy muy racional, práctica, ambiciosa, suuuper simpática, (sino, pregúntenle a la Isidora) leal, confiable, madura, segura, valiente, apasionada, sencilla, amistosa, detallista, medianamente linda y adorable….si no le gusta eso ah!! no sé entonces a quien anda buscando, porque de damisela en peligro o de princesita no tengo ni un pelo, pero de heroína…muchos!!!
Antonieta Caffarena
