Ni tan secretas confesiones
14 septiembre, 2007
Cartucha
Desde cuando me volví cartucha me preguntaron el otro día cuando arrugaba la nariz por un comentario en doble sentido. Pues bien, analizando mi vida sexual, puede decirse que igual soy bien cartucha, o una estrella solitaria como decían por ahí en una serie. Pero el tema no va por ahí, sino que por cómo ha sido mi educación sexual. Para que se hagan una idea: en mi casa no se habla de sexo, sino que de sexualidad, no se habla del pico, de la zorra o del polvo, sino que todo muy bien nombrado en su sentido técnico: pene, vagina y coito; no se ven programitas del mega y hace poco supieron que existía el baile del koala y, creánme que no es tema de conversación, ni mucho menos, motivo de risa.
Resultado del análisis familiar: mi familia es cartucha. Tan cartucha que recién a los 11 años vine a tener la primera charla sexual con mis papás de porqué el hombre eyacula y qué es un orgasmo y porqué se produce. Tan cartucha que a los 9 años, las abejitas eran un programa de televisión muy triste, pero no una metáfora de lo que es la concepción. A los 16 años en lugar de ir al mall con mi madre, las tardes que ella pedia permiso en el trabajo era para acompañarme al ginecólogo. Cartucha cierto?
Y sí, soy cartucha porque no me produce risa el "sche copete" y la mayoría de los chistes en doble sentido, porque creo que el team koala es denigrante y porque no frecuento los femeninos y me carga el ambiente de despedida de soltera.
Sólo para concluir, la gente es muy estúpida si piensa que estos programitas o esta forma de hablar de la sexualidad demuestran una apertura mental de lo que las encuestas llaman el chileno medio. De ese que se la pasa en la oficina viendo pornografia, que va a un cafe con piernas despues del trabajo y que se defeca de la risa con las bromitas entre el susodicho y las peucas que lo rodean; pero que al dia siguiente, cuando va a dejar a su hijo en el auto, no sabe que responder cuando su hijo de 16 años pregunta con qué frecuencia tiene relaciones sexuales.
Resultado del análisis familiar: mi familia es cartucha. Tan cartucha que recién a los 11 años vine a tener la primera charla sexual con mis papás de porqué el hombre eyacula y qué es un orgasmo y porqué se produce. Tan cartucha que a los 9 años, las abejitas eran un programa de televisión muy triste, pero no una metáfora de lo que es la concepción. A los 16 años en lugar de ir al mall con mi madre, las tardes que ella pedia permiso en el trabajo era para acompañarme al ginecólogo. Cartucha cierto?
Y sí, soy cartucha porque no me produce risa el "sche copete" y la mayoría de los chistes en doble sentido, porque creo que el team koala es denigrante y porque no frecuento los femeninos y me carga el ambiente de despedida de soltera.
Sólo para concluir, la gente es muy estúpida si piensa que estos programitas o esta forma de hablar de la sexualidad demuestran una apertura mental de lo que las encuestas llaman el chileno medio. De ese que se la pasa en la oficina viendo pornografia, que va a un cafe con piernas despues del trabajo y que se defeca de la risa con las bromitas entre el susodicho y las peucas que lo rodean; pero que al dia siguiente, cuando va a dejar a su hijo en el auto, no sabe que responder cuando su hijo de 16 años pregunta con qué frecuencia tiene relaciones sexuales.
Gala
